Wilmary Carolina Guerra Montilla.
Wilmary Carolina Guerra Montilla.
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11 meses después de desaparecida Wilmary, a su papá le tocó iniciar de cero la búsqueda

Señala a su expareja de ser el responsable de desaparecerla y darle muerte.

“No paré ni un solo día. Yo vine a buscar a mi hija y hasta que no la encontrara no me regresaba a Venezuela”, fueron las palabras de Wilmer Guerra, papá de Wilmary Carolina Guerra Montilla, de 32 años, hallada enterrada en una finca de Manatí, 20 meses después de ser reportada como desaparecida. Le tocó iniciar de cero la investigación a los 11 meses porque no había resultados de la Fiscalía.

Fue una lucha incansable, un trabajo y una búsqueda llena de amor lo que hizo este padre para localizar a su hija, a quien en un inicio tuvo la esperanza de encontrar con vida, pero que ese anhelo se desvaneció con el pasar del tiempo.

“Yo estaba preparado psicológicamente para este momento. Yo después de un tiempo sabía que ya no la iba a encontrar con vida”, contó en entrevista con Zona Cero.

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Wilmer es un ejemplo de perseverancia y resiliencia. No dudó ni un solo día en buscar a su hija amada y de presionar para que la Fiscalía no cesara la búsqueda. 

“Yo me comunicaba con mi hija todos los días y cuando duré unos días sin hablar con ella yo dije que aquí hay algo raro. Yo viajé el 9 de octubre de 2023 a Barranquilla y el 10 la empecé a buscar", dijo.

Además precisó que "me fui para la oficina de la Fiscalía, introduje la denuncia penal contra la pareja de ella, porque previamente este señor me había mandado un mensaje donde estaba diciendo que mi hija estaba amenazando de muerte el nacimiento de su hijo, que si a su hijo le pasaba algo, él iba a ir a Venezuela, iba a matar a su mamá y me iba a matar a mí”, expresó el papá de Wilmary.

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Wilmary venía siendo víctima de violencia intrafamiliar por parte de su expareja, con quien se dejó un tiempo y este empezó a sostener otra relación sentimental. 

Wilmer señaló que denunció directamente a Franklin Jesús Trillos Yance, de 32 años y oriundo de Malambo, porque “cuando él me pasa ese mensaje yo quedo con la suspicacia. Y por eso yo lo señalo inmediatamente a él en la Fiscalía, yo lo denuncié de ser el promotor, el autor de la desaparición de mi hija”.

El caso de Wilmary pasó de ser investigado por la Fiscalía de Soledad a la sede en Barranquilla, donde fue asignada a una fiscal que muy poco pudo hacer al inicio. 

“Empezaron a pasar los meses y no había respuesta, yo iba a la Fiscalía hasta tres y cuatro veces a la semana. Al principio me hacían creer que estaban haciendo algo y no hacían nada. La situación cambió cuando llegó otro fiscal, Diego Araujo, y me dijo que iba a empezar de nuevo porque no había nada en el expediente de mi hija”, precisó.

Wilmer no podía creer, que después de 11 meses de la desaparición de Wilmary, el fiscal iba a iniciar de cero, porque lo que se debió hacer primero no se hizo y era una búsqueda selectiva.

“Él inmediatamente manda hacer el trabajo que debió haber sido hecho desde el principio que era la búsqueda selectiva. Fue un trabajo titánico el que se hizo y fue cuando empezamos atar cabos, empezamos a tener las pruebas técnicas que nos permite tener las conexiones entre Wilmary y el señalado", detalló. 

Señaló además que "una de esas pruebas fue el celular de mi hija que no arrojaba actividad fuera de Malambo, pero si había otro número de celular en su dispositivo y después de seguir investigando se determinó que ese número arroja el IMEI del teléfono de Wilmary, es decir, que habían cambiado el chip para que no le hicieran el rastreo”. 

Con la prueba técnica los investigadores lograron identificar el recorrido que hizo la joven venezolana con quien en ese entonces era ya su expareja sentimental.

Según las declaraciones de Wilmer a este medio de comunicación, la nueva pista que habían encontrado les permitió conocer la hora en que Wilmary se encontró con Franklin en el centro de Malambo, tomaron la ruta para irse a Baranoa, luego llegaron a Sabanalarga, donde duraron dos horas, luego se fueron para Manatí y de allí a Aguada de Pablo (corregimiento de Sabanalarga), donde pasaron la noche y posteriormente al día siguiente salieron de nuevo a Manatí, a una finca. 

“El individuo hizo lo que hizo después que Wilmary grabó un video que mandó a un grupo donde decía que estaba en una finca. Desde el 19 septiembre no sabíamos nada de ella y él regresó a Barranquilla el 20 de septiembre con el celular de Wilmary”, agregó en su relato. 

Wilmer aseguró que, iniciada por segunda vez la investigación, se empezaron a ver resultados positivos que los llevaría a encontrar a su hija.